lunes, 20 de diciembre de 2010

El viaje

Lo encuentras, quizás lo habías buscado durante mucho tiempo, incluso sin saberlo. Extiendes el brazo y con él, la palma, los dedos. Lo coges suavemente y lo apoyas sobre la mano izquierda. Ahí comienza el viaje.


Sabes que no puedes medir el peso de un folio; pasas el pulgar por ese abanico de líneas blancas y piensas
«¿cuánto pesa una palabra?» Su peso es muy relativo pues cualquier libro que seas capaz de levantar con el meñique contiene palabras que podrían llegar a aplastar o a elevar una vida entera.


Yo suelo leer la primera y la última frase de cada libro, aunque no siempre en ese orden. Lo hago como quien coge un billete de tren y lee la ciudad de partida y el punto de destino.




Señores pasajeros,
bienvenidos a mis trenes de cartón,
espero que disfruten el viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario